Ser adicto no discrimina edades, clases
sociales o cuestiones de género pero históricamente se ha ligado a las
cuestiones de drogas y alcohol con el sexo masculino.
En las últimas décadas las cosas han
cambiado y la brecha entre hombres y mujeres adictos a distintas sustancias
tóxicas se ha acortado de una manera abrupta.
La mujer ha cambiado de actitud frente a
la vida. Ha ganado espacios donde antes parecía imposible pero también se ha
topado con otras tentaciones y posibilidades donde ellas deben hacerle frente y
discernir entre lo que está bien y lo que está mal.
Las drogas, los excesos, la noche, el
alcohol y el sexo están a la orden del día. Está en ellas saber qué tomar y qué
dejar.
Dentro de esa mezcla explosiva se
encuentra el origen de la suba de mujeres adictitas en el último cuarto de
década.
La mujer que consume drogas, en mucho de
los casos, posee una baja autoestima que va de la mano con la poca confianza
para alcanzar sus metas y logros. Muchas utilizan las drogas como la forma de
canalizar sus miedos y frustraciones, como una vía de escape de todas sus
responsabilidades.
El trabajo, la familia, la casa, los
chicos sobrepasan a la mujer que encuentra en el acto de drogarse un canal para
aliviar tensiones y tristezas.
Los problemas psicológicos y físicos no
tardan en hacerse notar. En muchos casos la resistencia de las mujeres es menos
a la de los hombres y es por este motivo que muchas mueren de sobredosis porque
su cuerpo no tolera las mismas cantidades.
Fuente: Fundación Manantiales
no aq las drogas ,pena de muerte a los traficantes
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